jueves, 24 de noviembre de 2016

VALL D'HEBRON - EMBARAZO

La primera visita en Vall d'Hebron, con la doctora Arévalo, fué más o formalismo que otra cosa, fué la manera de que entraramos en la rueda de visitas con especialista, no con ella que su especialidad es medicina fetal y Leire no la necesitaba, si no que ella misma nos derivó a la Dra. Llurba, especialista y eminencia en retraso del crecimiento y preeclampsia.
La primera vista con ella desembocó en un ingreso, por tensión alta, por temor a que a mí me pudiera pasar algo, en ese entonces, 19 de septiembre, estaba yo de 26 semanas, y el riesgo de preeclampsia era alto, me hicieron analítica y volver por la tarde para ingresar en la planta 10, maternidad y ARO (alto riesto obstétrico) y allí estube casi una semana completa, con el susto en el cuerpo por no saber qué pasaba, a mi no me dijeron que temían por mi vida por la tensión que tenía estando en consulta, una semana de reposo, de dejarme cuidar, de muchas horas libres para leer, para pensar y para no hacer nada. 
No llevaba ni vía, por lo que no tomaba ningún tipo de medicación, sólo estaba en observación. la tensión se normalizó casi desde el mismo momento del ingreso, me hacían monitores todos los días, y la niña estaba estupenda, la dra me visitó una vez más durante el ingreso, y la dra que teniamos en planta pasaba cada día. 
Mi miedo era, y la intención de la Dra si la situación no se normalizaba, que me tuvieran que sacar a la nena antes de la semana 28....
Y así pasé 6 días... Me dieron el alta un lunes, con visita programada para la siguiente semana con Dr. Mendoza, del mismo equipo de la Dra. Llurba, y con heparina para pincharme en casa, ácido fólico y poco más.
A la siguiente visita todo estaba bien y repetimos con la Dra el dia 10 de octubre, ese día ella decidió volver a ingresarme, Leire venía con un retraso severo del crecimiento y las arterias y el ductus estaban empezando a no funcionar del todo bien, mi placenta estaba hecha un cristo (desprendida en un 50% por culpa del hematoma retrocorial, y con coágulos que no permetían la correcta circulación de sangre), la amenaza de preeclampsia por tener la tensión algo más alta que las semanas anteriores.
Así que de nuevo vuelta al ruedo, otra vez a ver pasar los días desde la ventana del hospital, dónde todos los días son iguales y todos suman.
El primer susto nos vino el primer sábado ingresados, el corazón de Leire empezaba a dar muestras cómo de fatiga, hacía bradicardias y me bajaron a urgencias para hacerme un monitor largo, en planta son de media hora, en urgencias me tuvierons 9 horas! Pero bueno, no me quejé, al final, a las 8 de la mañana me devolvieron a mi habitación, pasamos una noche mala, bueno regular, yo aún, pero Jose, el flamante papá, lo pasó peor durmiendo en una silla, pero bueno, más tranquilos, todos a dormir.
Seguimos ingresadas, con visitas cada 48 horas con la doctora, mamá y niña bien, y sumando días.
Y así llegamos a la semana 31, dónde Leire decidió que ya estaba bien, que ella quería ver mundo, que ya estaba cansada de aguantar dentro, y el martes 25 de octubre, a las 12 del mediodía me bajaron a partos, y allí estuvimos en una sala esperando a que me hicieran la cesárea, una tarde muy larga... porque hasta las 21:00 no nos vinieron a buscar. Desde que Jose se empezó a vestir de lila hasta que me sacaron de quirófano, se me pasó volando, en otro post contaré el momento del parto, pero visto ahora desde la distancia, fué un momento y, a pesar de todo, muy bonito y emocionante.
A las 21:34 nacía Leire, el bebé más bonito del mundo, con 31 semanas de gestación, 1,030kg y 35cm; respirando ella solita y llorando...
Después de ese momento se te olvida la angustia y las lágrimas y las súplicas porque aguantara un poquito más, que no naciera tan pronto, pero agradecida a todo porque había nacido bien, estaba sana y ahora ya no tendríamos que sufrir más por una placenta que no funcionaba ni por un ductus que fallaba.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

EMBARAZO

Desde el momento que decides que ha llegado el momento de quedarte embarazada y, así, ver cumplido uno de tus sueños, se inicia una carrera en busca de eso, un sueño.
Lo más importante, y lo que más cuesta, es no convertir ese sueño en una pesadilla, no intentar matar a todo aquél que, con la mejor de las intenciones sin duda!, te diga que no tengas prisa y te lo tomes con calma, que llega cuando menos te lo esperas; si claro! qué fácil... es lo que piensas, sobretodo cuando van pasando los meses y no llega el momento de que el palito diga si.
Si no hay ningún problema, antes o después, llega el fantástico momento de hacer en un palito. Si eres paciente, que yo no lo fuí, esperarás a primera hora de la mañana; yo bastante tuve con aguantar hasta terminar la clase de kizomba y llegar a casa, los futuros papás nos pusimos un tanto impacientes una vez salimos de la farmacia.
Llegó el momento de la revelación, será que si? será que no? aish... qué minutillos más largos! Lo peor no es la espera, lo peor es no saber si la intensidad con la que aparece la rayita es la adecuada o es un error... pero que momento más emocionante, qué subidón, qué de todo, recuerdo ese 19 de abril con mucho cariño y como un momento inmensamente feliz, compartido con la persona elegida y que me ha elegido para emprender esta aventura, para formar una familia, nuestra familia, que se dice pronto pero es el mayor compromiso al que me he enfrentado en toda mi vida, ni bodas ni hipotecas ni ostias! Este si que es un compromiso de por vida, sin posibilidad de recular.
A partir de ahí empiezan las visitas médicas, controles prenatales les llaman, y sigues tomando ácido fólico, y complejos vitamínicos y te autoprometes comer bien durante el embarazo, y cuidarte y todos esos buenos propósitos que se suelen tener en año nuevo, porque es casi lo mismo, es un nuevo comienzo.
Empiezas a soñar con las diferentes fases, cómo será tu barriguita, cómo cambiará tu cuerpo con el paso de las semanas, empiezas a leer libros sobre el tema, buscas aplicaciones para el movil para hacer seguimiento diario de lo que vas viviendo, y empiezas a compartir con tu entorno el feliz acontecimiento. Y todo son risas y abrazos, y besos y lágrimas de alegría.
Y así empieza todo, y te imaginas un embarazo de color de rosa, y no siempre es así, aunque en ese momento no lo pienses, hay muchos tipos de embarazo, unos más fáciles y otros más complicados, unos con final feliz y otros con un lamentable final, lo importante es que todo salga bien.
Mi embarazo no ha sido fácil, ni ha sido todo lo estupendo que me hubiera gustado, pero ha sido muy feliz, a pesar de los momentos amargos, ha sido la mejor época de mi vida, hasta el momento.
Las cosas empezaron a medio torcerse en la semana 12-13, con los resultados de la analítica de primer trismestre, salió alto riesto de Síndrome de Down, a pesar de que las mediciones de la ecografía eran normales, según la estadística en la que se basa la analítica nos ponía un "pero". En ese momento mi embarazo lo estaba llevando tanto por la Seguridad Social cómo por la mútua, fué la SS quién se dió cuenta de este riesgo, pero la solución era esperar a la semana 20 y hacer amniocentesis. Con este resultado, apreté en el centro médico de la mutua para que me adelantaran la visita y me reconfirmaran el riesgo y me dieran alguna otra alternativa, y si, me la dieron, realizar una Biopsia Corial, prueba que me podían hacer en la clínica Quirón, 4 días después del disgnóstico, un poco in extremis, ya que se ha de hacer antes de la semana 14 y yo estaba ya en la 13 en el momento de realizarla.
Después de unos días horribles, de un momento espantoso, el de la punción, y 48 horas larguísimas, el resultado fué negativo, y el sexo del bebe, niña! 
Una vez superado este momento crítico, ya pensamos que estaba todo superado, y no! Sorpresa! Cada visita al médico se convirtió en una aventura, en un "a ver con qué nos sorprenden hoy".
Desde la semana 20, con la eco morfológica, se dió el pistoletazo de salida a un deambular de un médico a otro, hasta que a la tercera eco morfológica, realizada de nuevo en la Quirón, el ginecólogo soltó lo que luego se convirtió en nuestra pequeña pesadilla: "tienes un hematoma retrocorial, que se ha de controlar, y la niña es más pequeña de lo normal"
A partir de ese comentario, mi hasta entonces doctora (que ya no lo es, y contaré mi experiencia en otro post, que este se está alargando) decidió derivarnos a otra doctora, que tras realizar una nueva eco, convino que lo mejor era derivarme a Vall d'Hebron, al departamento ARO (alto riesgo obstétrico) a cargo de la Dra. Llurba, 
Después del primer susto por ser derivados directamente de la mútua a la SS, y decirnos que necesitabamos un hospital de tercer nivel por si había que correr con la niña, yo estaba en mi semana 24 de gestación, y tu ya no sabes qué pensar, si darle dos ostias a la "doctora" o pergarle fuego al centro médico con ella dentro. 
Se te pasan mil cosas por la cabeza, y ninguna buena, y empiezas a recopilar trazos de información de una y otra visita, y lo que dijo uno y lo que dijo otro, a ver si así te puedes hacer una idea de la situación. Intentas no angustiarte, sin éxito, hasta que llega el día de la primera visita.
Y eso ya os lo cuento en otro post... Por ahora os dejo descansar... 

lunes, 21 de noviembre de 2016

PRESENTACION

Me presento, mi nombre es Celia y tengo 39 años, soy mamá de una maravillosa bebé de 26 días, Leire, qué llegó a nuestras vidas antes de lo previsto para llenarlas de felicidad.
He tenido un embarazo muy feliz, a pesar de todo lo que ha pasado que ya iré contando, han sido los meses más bonitos de mi vida, no he podido hacer todo lo que quería pero he disfrutado de cada minuto. He pasado por momentos bonitos y otros no tanto, pero esos se quedan atrás.
A día de hoy, mientras espero en la parada del bus que me lleve al hospital, tengo la nena más bonita que hay ingresada en la ucin de Vall d'Hebron. Cada día me levanto con la ilusión de ir a verla, de poder pasar unas horitas a su lado.
Deseando ver pronto la salida, intento disfrutar de cada segundo con ella.